El secreto del bienestar financiero: ¿ya cuentas con él?
Tanto en la vida personal como en los negocios hay un punto en común: los imprevistos ocurren. Una reparación inesperada, un tratamiento médico, un cambio laboral, un desastre natural… son situaciones que no siempre podemos controlar, pero sí podemos estar preparados para enfrentarlas.
El fondo de emergencia es un ahorro destinado exclusivamente a cubrir imprevistos, lo que lo convierte justamente en esa herramienta que te permite responder con calma, sin comprometer tu estabilidad ni recurrir a deudas repentinas, y todos debemos tenerlo, con base en nuestras necesidades y capacidades.
¿Qué pasa si no tengo un fondo de emergencia? Al llegar un gasto inesperado no podrás enfrentarlo, tendrás que buscar dinero de cualquier fuente, y eso generalmente empuja hacia endeudamiento en condiciones desfavorables.
¿Cuánto debería ser mi fondo de emergencia?
Idealmente se debería tener al menos el equivalente a tres meses de gastos esenciales, aunque el monto dependerá de tu estilo de vida, responsabilidades y situación laboral. Si bien puede parecer una cantidad inalcanzable, se puede lograr si lo establecemos como una meta clara y avanzamos poco a poco.
Podemos, por ejemplo, trazar como primera meta tener el equivalente a 15 días de gastos esenciales. Una vez se alcance la cifra, aumentamos el objetivo a un mes, luego dos meses, y así sucesivamente.
El primer paso es saber exactamente la cifra a la que deberíamos apuntar, partiendo de cuánto de nuestros gastos regulares mensuales son realmente gastos esenciales, es decir, gastos de los cuales depende nuestra subsistencia y calidad de vida fundamental.
Generalmente los esenciales son entre el 60% y el 80% de nuestros gastos totales, proporción que puede cambiar de persona a persona. Es importante revisar tus gastos mensuales totales e identificar cuánto suman los gastos imprescindibles. Ese monto será una primera buena meta como fondo de emergencia.
¿Dónde guardar mi fondo de emergencia?
El fondo de emergencia debe estar seguro y líquido, es decir: no debe estar en casa, ni en inversiones de riesgo, sino en una institución regulada, que lo tenga a tu disposición cuando lo necesites y respaldada por el Fondo de Garantías de los Depósitos (FOGADE).
Adicionalmente, considerando que es un dinero que deberá estar sin tocarse más que para situaciones inesperadas, la cuenta donde permanezca debe ofrecer tasas de interés competitivas, superiores a una cuenta tradicional, tales como Cuenta de Ahorro Atlántida y la Cuenta Banca Privada.
Paso a paso para construir tu fondo de emergencias
- Definir la meta. Revisa tus gastos mensuales, identifica cuánto de ellos son esenciales, para saber lo mínimo que necesitas para subsistir en caso de una eventualidad. Ese monto se multiplicará por el número de meses que pienses cubrir.
- Abrir una cuenta especial para tu fondo. Puedes iniciar con una que te pida un monto de apertura pequeño, como la Cuenta de Ahorro Regular, y conforme vaya aumentando tu fondo, pasarlo a una cuenta con mayores tasas de interés.
- Acelera tu camino a la meta con cualquier ingreso extraordinario, como bonos, remesas, aguinaldo o ingresos adicionales.
- Revísalo periódicamente. Al igual que la vida misma, las metas se ajustan conforme cambian tus gastos o tus otras metas financieras. Monitorear para ver si tu fondo de emergencia va creciendo a buen ritmo, es clave para priorizar gastos.
Construir tu fondo de emergencia es un regalo que le das a tu futuro. No solo te protege de lo inesperado, también te brinda tranquilidad, confianza y la libertad de disfrutar la vida con más seguridad y menos preocupaciones. Y esa paz financiera, sin duda, ¡te la mereces!”